por JASP
Nos levantamos a las 14:30 h. y esa mezcla de ron y whisky con sabor a madera ha matado casi todas nuestras neuronas.


Sergio es un cocinillas, con la carne que sobró del asado, prepara un sofrito y con acompaña con un arrocito, una ensalada de tonos morados y un guacamole, que resulta riquÃsimo gracias a que la palta de este paÃs ridiculÃza el aguacate español.
Volvemos a acostarnos pensando que la siesta hará que se no vuelva a humeceder el cerebro.


No funciona, estoy peor que antes, pero hay que salir de casa.
El aire sienta bien, pero no funcionaré hasta que beba una cerveza.
Nos tomamos unos helados en el Paseo de Ahumados: Manjar, Chocolate con Lúcuma, SandÃa y Mora.
El tiempo está más fresco y el frÃo del helado nos hace sentir mejor. Juan está jodido, el sÃndrome de la cadera plana le está afectando, dentro de poco sus caderas serán rectas y esto le produce dolor lumbar, en la cadera y las piernas.

En Ahumados vemos dos bailarinas moviendo las caderas, ¡ sin tener caderas !
Varios predicadores intentan convecener a pobres ignorantes.
Por fin encontramos a “los peruanos”, un mercadillo en el que compramos unos pantaloncillos y César se compra la camiseta de Chile. Juan regatea unos centimos en su compra y se siente orgulloso. Da más pena regatear con esta gente que con los “moros” o los “chinos”.
Vamos a la Piojera, nadie tiene huevos de tomarse un “terremoto” asà que llegamos a poner excusas como: “Si hay una rubia en el bar nos vamos”. Hay una rubia, además hay bastante gente, asà que nos vamos sintiendonos gallinas.
El “Wonder Bar” esta bien, muy mÃtico, la cerveza nos hace sentir mejor, hasta que nos damos cuenta de que está caliente, encima notamos un hedor a “mierda”, decidimos caminar hasta la Avenida Brasil, la calle de los “Chinos Ricos” (antes llamados de los “Chinos Pobres”), donde hay terracitas para comer y beber.
Esta zona es más cara, pero nos tomamos unas Pitcher’s de Kasemann, litros de Cristal, Austral, Becker…comemos empanada (¡ de colita de Camarón !), una tabla de patatas gigante…
Nos juntamos con los amigos de Sergio. Nos tomamos las últimas y charlo con Cristian, el trompetista chileno, que la noche anterior, en el asado, mejoró la rumba Juanera acompañando con su trompeta el Sol-Mi-Do-Re que todos conocemos.
Al llegar a casa, Sergio nos preparó Sopaipillas, una masa de calabaza y harina frita, que acompañamos con “pebre“, mahonesa y un rico Kalimotxo preparado por nuestro maestro, el Chico, del que término bebiendo, aunque una parte de mi me pedÃa no hacerlo.
Juan ha estado vomitando y sigues con sus dolores. A ver como esta mañana…
Nos acostamos, quedandonos con una última reflexión, una revelación del Chico: “para hacer un buen Kali, el secreto está en el vino”